martes, 14 de agosto de 2018

José de San Martín: el inmortal Padre de la Patria y Libertador de América

El próximo 17 de agosto se conmemora un nuevo aniversario del “paso a la inmortalidad” del General Don José de San Martín, un militar y político cuyas campañas revolucionarias fueron decisivas para las independencias de Argentina, Chile y Perú. Con el fin de hacer hincapié en los momentos clave que marcaron el rumbo de nuestra Patria, el Ateneo Dr. Humberto Pedro Burgos evoca la figura del Libertador de América, repasando su vida, sus logros y su legado.
Don José de San Martín Matorras nació en Yapeyú (Argentina), el 25 de febrero de 1778.
Sus padres fueron  Juan de San Martín y Gregoria Matorras. A los 9 años viajó a España y a los 11 inició su carrera militar como cadete del Regimiento de Murcia. Combatió contra moros, franceses y portugueses. 

Desde 1808 luchó contra el ejército napoleónico que invadió España, pero en 1812 se embarcó a Londres, y luego a Buenos Aires para luchar por la independencia americana. En 1813, lideró el Regimiento de Granaderos a Caballo que derrotó a los realistas en la batalla de San Lorenzo.
En 1814, San Martín fue nombrado gobernador de la Intendencia de Cuyo y se instaló en su capital, Mendoza, para iniciar los preparativos de su expedición libertadora del Perú.

De 1814 a 1817 organizó el Ejército de los Andes, con el cual cruzó la Cordillera de los Andes y logró la independencia de Chile con la victoria de Maipú, en 1818. En 1820 llegó a Perú, y en julio de 1821 proclamó su independencia en Lima. Gobernó Perú hasta septiembre de 1822, pero no pudo derrotar al virrey La Serna. Se retiró para dejarle el camino libre a Simón Bolívar.
San Martín llegó a Buenos Aires en 1823 y al año siguiente se radicó en Europa. Se instaló en Francia y falleció –a los 72 años– en la ciudad de Boulogne-sur-Mer, el 17 de agosto de 1850.

San Martín en 5 frases
1- "La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien".
2- "Hace más ruido un hombre gritando que cien mil que están callados".
3- "La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder".
4- "Si somos libres, todo nos sobra".
5- "Cuando la patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla".
 



Se acercaba el final

“…San Martín había envejecido. El pelo estaba enteramente blanco y las arrugas surcaban su rostro cansado. Las manos huesudas parecían alargarse. Ya no veía casi nada y apenas si lograba firmar trabajosamente las cartas que dictaba a su hija. Aquella ceguera, aquel finalizar físico de su visión que en lo interno penetrara tan hondo, ponía una nota patética en su ostracismo. La salud, flaca, casi siempre, se hallaba del todo minada, y las antiguas dolencias venían a librarle batalla. 
Estaba en paz con su alma y en olvido del mundo. Había redactado en Grand-Bourg, allá por el año 1844, sus disposiciones testamentarias en un documento de nobilísima factura, que comenzaba con estas palabras:
“En el nombre de Dios Todo Poderoso, a quien reconozco como hacedor del Universo: Digo yo, José de San Martín, Generalísimo de la República del Perú y fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile y Brigadier General de la Confederación Argentina...”.
Su hija Mercedes quedaba de heredera universal, con la obligación de algunos legados. A Rosas iba su sable de América en reconocimiento de cuanto había hecho por defender a su patria de la agresión imperialista europea. El estandarte de Pizarro volvería al Perú. Y su corazón reposaría en Buenos Aires. Nada de funerales ni de ceremonias suntuosas, nada de vanidad, que ante la muerte, iguales somos los grandes y los pequeños...".
                                                   
                                                    Eugenio Orrego Vicuña (escritor y abogado chileno. 1900-1959)


Los 7 granaderos

En 1826 regresaban a Buenos Aires los últimos 76 granaderos de la cruzada independentista. No los recibieron con loas ni nada. Nada.
Volvían andrajosos, enfermos, tras 10 años de no ver a su familia ni su terruño.
Los repartieron en diferentes reparticiones del ejército…  Así nomas, como si fueran comunes soldados.
Rivadavia, días después de la llegada de éstos, decide disolver el cuerpo de granaderos.
54 años más tarde, el 28 de mayo de 1880, llega al puerto de Bs. As. el vapor Villarino. Traía los restos del General San Martín a su morada final.
Por entonces, tantas décadas después, solo quedaban siete granaderos vivos. Y sin ponerse de acuerdo, se visten con sus andrajosos uniformes, guardados con cariño y respeto.
Marcharon a caballo a recibir a San Martín. Lo acompañaron hasta su tumba y se quedaron, en guardia, toda la noche. Don José había vuelto a la Patria. 
Todos lo vieron, todos supieron que eran esos granaderos. Al alba, dejaron su guardia y no los volvieron a ver. Jamás supieron los nombres, jamás se los preguntaron.
Años después, Roca firma el decreto que crea al regimiento de Granaderos, con base al mejor de caballería. Usando de parada el uniforme diseñado por  San Martín.
Pero fue Figueroa Alcorta quien nombra a los granaderos como escolta presidencial, y desde entonces, todas las mañanas, marchan siete granaderos, desde Casa Rosada hasta la Catedral.
Siete granaderos, turnándose al cabo del día, en la guardia, para custodiar a don José. Por eso son siete, y no un número mayor o par. Por los siete anónimos que lo escoltaron y cuidaron en su primera noche.

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