Así fue como la doctora Cuello remarcó que se puede promover la salud (más que prevenir la enfermedad) a través de las siguientes sugerencias: conocer cómo funciona el cuerpo, comer bien, hacer deportes, controlar las emociones (saber decir que no) y aprender que el corazón está vinculado a la cantidad de vida y el cerebro a la calidad de vida.
Al referirse puntualmente a los alimentos, la disertante dio algunos requerimientos básicos que ayudan a prolongar la esperanza de vida: líquidos (beber de 2 a 3 litros de agua por día), proteínas de alta calidad (carnes rojas, blancas, pescados, lácteos), vitaminas (frutas y verduras crudas), lípidos o grasas (aceites vegetales), hidratos de carbono (pan, fideos, arroz, papa, batata, choclo) y magnesio (cacao amargo, soja y almendras).
Al mismo tiempo, recomendó evitar (o al menos ser medido) con los alimentos muy elaborados, tales como la pastelería, chocolatería, conservantes y enlatados.
Además de marcar la gran diferencia que hay entre los alimentos orgánicos, transgénicos y tradicionales, la doctora Cuello puso el acento en los cuidados y la higiene que se debe tener; abarcando desde el lavado de manos a los pros y los contras del uso del horno microondas.
Tras enumerar los factores que son causa de infarto (presión arterial y obesidad, colesterol y diabetes, falta de actividad física, el tabaco y la mala alimentación) y subrayar los cambios de conducta sostenible (hablar en positivo y relacionarse con personas de la misma edad), la disertante se encargó de responder las preguntas surgidas del público, poniendo así el punto final a una propuesta sumamente valiosa y rica en información.
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